martes, 31 de enero de 2017

La llave del silencio


Fue la noche del primer aluvión
del olor a ron, a pis y a incienso
dejé lentamente mi habitación
y encontré la llave del silencio.

Las sombras quemaban, sugerían
sobre aquel paraíso prohibido
que hace un tiempo solo consistía
en una merienda y un abrigo

Al palpar su vientre sentí fuego
como el que muerde y pide más vida
luego la acaricié con mis dedos
hasta toparme con agua tibia.

Me vi acorralado entre dos torres
y sus relámpagos azulados
coloqué mi lengua entre los bordes
por los que podría haber pasado.

Ella cargó con todo el delito
con su increíble espíritu madre
me refugió como un angelito
y le ofrecí un corazón que arde

Solo las sábanas hoy se encrespan
hasta asistir a un nuevo comienzo
mientras el fruto de amor no crezca
usaré la llave del silencio.

miércoles, 25 de enero de 2017

Asido


A esos senos lechosos quiero estar asido
beber más y él, atado a una fantasía
sepa que fallé. Ser es más que una poesía
sueño eterno de par, cayendo sin motivo.

Quiero sangre de sarnas, cimiento en orgía
espejos, ases y natos. Amor digital
con tu mano pro-caz, tras temido natural
quiero entrar en tu cada ver, en tu amorfía.

A esos santos y su: "sé pulcro"de herir fatal
debeRá oh Eros oír sus alaridos
pues su fe, de fe carroña y mierda han vivido.
Llegaron al haber, no al ser su vida menstrual.


lunes, 16 de enero de 2017

Permiso de confesión



Permiso de confesión
busco hablar seriamente
en plena genuflexión
con el dios que usted siente.

Él murió en esa cruz
y usted quiere besarlo
¿no será que es mejor
con mis dedos buscarlo?

Solo herrumbra la acción
de entregar sueño y vida
la materia que hoy
la hace tan atractiva

Es usted tan cristiana
e inmersa aún en su abismo
que el ladrón mas fatal
le arrancaría al Jesús mismo.

Quiero que usted tenga fe
y que more en el altísimo
meteré un dedo o tres,
Soy su dios, su altar físico.

Dormida


La suavidad de esos pechos
que nacieron en verano
permutaron en un sueño
curvilíneo entre mis manos.

Que vacías son sus alas
macilentas como arena
corazón de unas palabras
que hoy no laten en sus venas.

A un costado del afluente
se llevó un ciclón sus besos
donde un céfiro con dientes
entibió su amor, su sexo

La luna descendió a su piel
con su espíritu cegador
la noche en que yo la encontré
dormida y con un vibrador.