lunes, 6 de febrero de 2017

Flores de anatema


Anoche sus ojos de Calígula
calmaron sus naves al instante
la oleada pasó a ser agua tímida
con raptos de una joven lactante.

La tuvo en su cama, desorbitada
como ascua entre sábanas calientes
sirvió de ese cuerpo a sus camaradas
dejándome solo un remanente.

Voló y vomitó toda su impudicia
sobre el corazón de mis poemas
como ángel tras una primer caricia
pidiéndome flores de anatema

La cuido de las almas herméticas
la dejo flotar en el sub mundo
su savia es mi esencia más herética
su olor, mi deseo más profundo.

Lucifera


Mi reptante ventricular
que envenena mis deseos
disfrazado de tu callar
se engulló todo mi ego.

Poco a poco en su salivar
la quimera de tu intrusión
se llevó mis ganas de amar
y mi fuerza de convicción.

Soy el sur de tus demonios
la fruición de tus deslices
orador de tus encomios
reo de tus cicatrices

Soy un rey sin almenara
servidor de Lucifera
la captura y la carnada
me confieso en tus caderas.